ESCUCHA AL AMOR

¿Cómo llegas a ser feliz si no tienes lo que quieres? ¿Y cómo sabes lo que realmente quieres cuando no eres feliz? ¿Y qué si te dijera que ya lo tienes todo, en este preciso momento, para ser feliz? ¿Me creerías? ¿Eres capaz en este momento de ser y sentirte la persona más feliz del mundo? ¿No? ¿Por qué no? Porque estás esperando… Esperas que llegue el dinero, esperas que la gente cambie, esperas que los tiempos cambien, esperas poder cambiar tú y, cuando por fin algo cambia, resulta que NADA ha cambiado. Sigues contestando “no” a la misma pregunta una y otra vez, porque sigues esperando. ¿Quién eres? ¿A qué viniste? ¿Tienes una misión en esta vida? ¿Por qué estás aquí? ¿En algún momento serás feliz? ¿Quién eres? Saber que eres Yo, mi unigénito hijo, mi imagen y semejanza, mi hermano, mi sangre y mi ser; saber que tú eres el Amor y la felicidad que buscas fuera, ¿es una respuesta válida para ti? Sigues contestando que no porque sigues esperando una respuesta que justifique la idea que tienes sobre ti mismo y, ciertamente, tu idea sobre ti mismo no es el Amor. ¿A qué viniste? ¿Tienes una misión en esta vida? Si te digo que viniste a experimentarte a ti mismo, a tu más alto yo; que viniste a SER el Amor, ¿te bastaría esta respuesta? Otra vez no, porque sigues esperando que tu vida te dé un significado, que los hechos de tu vida te justifiquen a ti, cuando tú eres la única justificación de tu vida. ¿Tienes una misión en esta vida? Amar. ¿No? ¿No es suficiente? Amar y ser amado. ¿Tampoco? ¿Cuál es una misión válida para ti, como para que un día por fin despiertes y digas “soy feliz”? Sigues esperando levantarte un día y darte cuenta de que eres poseedor de la verdad absoluta, el único capaz de sanar al mundo. Entonces, ese día serás feliz. ¿Y sabes acaso cuánto tiempo habrás de esperar ese día? Y mientras descifras tu misión, ¿qué vas a hacer para ser feliz? Esperar… ¿Por qué estás aquí? Por Amor. Porque un día, en otro lugar y otro tiempo, te diste cuenta de quién eres y, por Amor, decidiste bajar al mundo a entregarte a él y por él, que es uno contigo. ¿Demasiado abstracto? ¿ No crees en estas tonterías? ¿Y si te digo que los únicos momentos en que has encontrado una justificación a tu vida han sido los momentos en que has logrado amar como Dios ama, como amas tú en tu más elevado ser? Seguirías cuestionándome y dudando, porque la simplicidad del Amor va mucho más allá de la idea que tienes de ti mismo; porque sigues esperando que algo o alguien te haga creer que hay otra razón. ¿Serás feliz en algún momento? Si te repito que ya tienes todo para serlo, que ya lo eres y que no te has dado cuenta, ¿seguirás esperando para vivir esa felicidad? ¡No! Tu respuesta a esta pregunta debería ser: “¡No! Ya no quiero y no voy a esperar un minuto más para ser feliz”. Pero en tu mente, la respuesta real es “sí”, seguirás esperando tu felicidad hasta el momento en que ya no puedas ser más infeliz. Seguirás esperando hasta que ya no puedas estar más perdido y más confundido; hasta que ya no tengas a nadie a quién acudir. Entonces volverás a ti, a tu centro, a tu corazón, donde estoy Yo. Entonces volverás a mí pidiéndome: “Dios, ¡quiero ser feliz!” y Yo te diré: “No esperes más, he aquí que la felicidad se te concedió desde el principio de los tiempos, porque tú eres la felicidad. He aquí que tu deseo ya ha sido concedido”. Y tú, con tu libre albedrío, una vez más podrás pensar que yo estoy equivocado, que aún no tienes suficientes amigos, bastante dinero, buena salud, éxito, suficiente amor de tu pareja, suficiente de nada; en particular, pensarás que aún no has sufrido suficiente como para aceptar la completa felicidad. Y, una vez más, seguirás esperando… ¿Cuántas veces más te harás las mismas preguntas y no escucharás las respuestas? ¿Cuánto tiempo más estarás buscando fuera lo que sólo tú te puedes dar? ¿Cuánto tiempo más evitarás ser lo que realmente eres? Porque no importa cuántas veces tenga Yo que contestarte, ni cuánto tiempo pase antes de que me escuches y dejes de esperar, Yo siempre he estado, estoy y estaré aquí, presente dentro de ti, para recordarte que tú y Yo somos Uno y el mismo y que no importa cuánto esperes, tarde o temprano me verás a mí en ti y en todo lo que te rodea...