INTRODUCCIÓN
Felicito a todos los que han llegado al nivel 103 de nuestra Escuela de la Vida, porque no se amedrentaron por la intensidad de los exámenes ni se copiaron de sus condiscípulos en sus respectivos niveles de aprendizaje. En el nivel 101, tratamos de estimularlos a contestar los tres enigmas de nuestra experiencia terrenal: ¿Quiénes somos? ¿De dónde vinimos? Y ¿Hacia dónde nos dirigimos? Por medio del análisis de los testimonios de nuestra experiencia individual, la evidencia científica y la filosofía esbozada por los grandes sabios, quienes nos precedieron en el camino, tratamos que ustedes, en una mirada hacia la parte más profunda de su interior, se las contestaran individualmente.
En el primer libro hicimos mucho hincapié en que todo fracaso siempre redundaba en un proceso de instrucción (¿aprendizaje?), que nos permitía reestructurar nuestro plan de estudio para seguir cogiendo los exámenes incesantemente hasta aprender la lección. Estos exámenes no deben tomarse como castigo de los regentes de nuestra escuela universal, sino más bien como un acto amoroso de paciencia y confianza en nuestra capacidad para pasarlos. Recuerden que los colgaos eran los que se daban por vencidos y dejaban de tomar sus exámenes.
En el nivel 1.2, nos quisimos dirigir a las mentes más jóvenes, para quienes su perspectiva diaria está más basada en la tecnología moderna, y por eso transformamos la visión científica y religiosa tradicional a una más cibernética. En esta, nos convertimos en programadores y navegantes de dominios cibernéticos, que variaban su experiencia individual según la pureza de los programas y el grado de corrupción de estos. Por lo tanto, la mejor manera de mejorar nuestra experiencia individual de navegación es reprogramando, actualizando nuestros “softwares” y depurando nuestros sistemas operativos de toda invasión viral. En cada uno de los tomos anteriores, introducimos técnicas que nos facilitarían el proceso de reprogramación y aprendizaje, sobre los cuales seguiremos profundizando según publicamos los próximos niveles.
En el nivel 103 descubriremos nuevos ángulos a las tres preguntas expuestas en el nivel 101, y discutiremos intensa y detalladamente el origen y las técnicas que nos ayudarán a erradicar efectivamente toda contaminación viral (culpa), la cual hemos sido responsables de permitir en nuestros programas de aprendizaje. Estas alteraciones podríamos compararlas con cicatrices emocionales en el espejo de nuestra mente, que aún no han sanado, sufridas durante la travesía de nuestra alma (Guerrero de la Luz) en las batallas en la Escuela de la Vida.
Primero, al estudiar detenidamente cómo fue que recibimos estas lesiones, encontraremos con que su origen ha sido auto infligido por enemigos arquetípicos imaginarios, creados por nuestra propia mente. Luego, al identificar las causas y origen de estos dragones míticos, podremos identificar las técnicas que necesitamos usar para sanarlas. Y finalmente, cómo podemos prevenirlas después de nuestra recuperación inicial. Para la primera fase, les preparamos un botiquín de primeros auxilios para usarlo en el campo de batalla, en el cual enfatizamos que la medicina más efectiva del inventario es el antídoto del Perdón, y la vacuna más efectiva es el concienciar la herencia común del Amor que nos une, de la cual nace la compasión y la paciencia para evitar los conflictos emocionales que llevan a la guerra en la Escuela de la Vida.
Estudiaremos detalladamente cómo la relación de los programas hereditarios de nuestro ADN biológico, los efectos epigenéticos de nuestros estilos de vida y la programación aprendida en las diferentes etapas de la vida, podrían desbocarse en enfermedades físicas y mentales. Volveremos a "machacar" sobre nuestra propia responsabilidad en la aparición del sufrimiento en nuestras vidas, cuando nos desconectamos del programa primordial del Universo, el Amor, y por nuestra ignorancia de la interdependencia que nos une como Guerreros de la Luz.
Como tradicionalmente acostumbramos, después de cada capítulo tendremos preguntas de estudio y ejercicios, para desarrollar las destrezas necesarias para sanar nuestras heridas y prevenir futuras batallas. Los invito a unirse con valentía a este viaje a la parte más profunda y misteriosa de nuestro ser, y con mucha paciencia y compasión, ayudar a sanar las heridas emocionales de su Guerrero Interior de la Luz. Según dice esta frase sabia:
“El arma del verdadero Guerrero de la Luz es la compasión, y la paciencia para esperar que el otro aprenda lo que él ya aprendió.”
Antes de aceptarlos a ustedes en las filas de los Guerreros de la Luz, se les exige que tomen el Juramento del Guerrero de la Luz.
El Juramento Del Guerrero de la Luz
Yo soy un Guerrero de la Luz, que nunca abandona su misión ni se rinde ante las fuerzas oscuras. Acepto que mi misión es aprender a amar y dejarme amar, y llevar a otros el mensaje de esperanza: Que todos son hijos amados de la Luz, y que sin nosotros el Amor no se manifestaría, sino que se extinguiría en la creación. Sé que mi peor enemigo es el ego, que crea la ilusión del tiempo y el espacio tridimensional, el nacimiento y la muerte. Éste es hijo del engaño que origina nuestra mente, ante la soledad de la desconexión de nuestra fuente creadora la Luz. Entiendo que de los recuerdos de los sentimientos universales, y de haber vivido en la presencia incesante del Amor y la necesidad de obtenerlos nuevamente, nacen las emociones y el apego a estas. Por su naturaleza transitoria e individual es que aparece la variabilidad y la subjetividad de la experiencia emocional, y el sufrimiento de la experiencia tonal de la dualidad. Prometo recordar mi camino para regresar a la Luz, y ayudar a otros a recordar el suyo.