Crónicas de la hija de un pastor
Fui, soy, y seré siempre. Nunca renunciaré
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No somos murallas para controlar todos los bombardeos. No somos inquebrantables, ni tampoco hostiles. Somos sensibles. Nos quebrantamos. Nuestros sentimientos y emociones se han visto amenazados. Solo el amor de Dios y la experiencia genuina con el espíritu santo, nos mantiene de pies. Nuestros caracteres se han formado con diferentes experiencias y circunstancias. Unos venimos de ministerios pastorales conservadores. Como nuestros padres lo aprendieron, lo practicaron y lo enseñaron. Otros, un poco más liberales, pero del señor somos. La urgencia de esa sanidad interna es ejercitar el perdón. Pues entendamos que la presión a la cual nos enfrentamos por ser hijos de pastor no fue, no es, ni será muy fácil. Además, somos comunes y normales como todos los hermanos de las congregaciones. Luchando, sirviendo, congregándonos, adorando y procurando ser hallados dignos ante la presencia de Dios. Ofreciendo nuestros talentos, nuestros dones, nuestras habilidades en honor a nuestro rey de reyes y señor de señores. Muchas veces se nos exige demasiado comparativamente a los demás hermanos de la iglesia. Pero que bueno es saber que nosotros “hijos de pastores” nos cansamos, nos fatigamos, nos molestamos, pero aun así tenemos una herencia eterna. Si perseveramos siéndole fiel a nuestro Dios.
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About the Book
Una hija de pastor uniéndose a su familia y abrazando la misma fe para respaldar el compromiso del ministerio pastoral. Además, de tener sus propias convicciones y experiencias individuales. La cual le permite disfrutar de una vida con propósito antes los grandes retos de nuestros tiempos. Hacemos la diferencia ante una sociedad y un ambiente que nos rodea de tanta confusión. La crisis existente en todos los niveles socioeconómicos. Mientras el amor al prójimo en muchas culturas se ha estado perdiendo. Los hijos de pastores no podemos perder nuestro enfoque ni obviar que, en medio de nuestra vida diaria, tenemos metas, proyecciones y sueños que alcanzar. Nunca olvidemos que nuestra dependencia absoluta está en Dios. Él se encargará de trazar el camino correcto y perfecto para nosotros de acuerdo con su voluntad. Entendiendo que podemos hacer la diferencia en todo lugar que vayamos. Como hijos de pastores tenemos mucho que aportar y provocar cambios extraordinarios en nuestra sociedad. Todas las enseñanzas bíblicas nos muestran que somos especial tesoro, escogidos por nuestro Dios.
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Ellos se interesarán en leer este libro porque son experiencias distintas, escritas con el solo propósito de motivarlos a confiar en un Dios soberano. Entendiendo que todo hijo de pastor se identificara y lograra tener éxito.